Eduardo Doménech Martínez. Rector de la Universidad de La Laguna
En una época compleja y de intensos cambios como la que nos ha tocado vivir, la Universidad, como institución comprometida con el desarrollo del ser humano, debe más que nunca reivindicar su papel imprescindible en la sociedad. La esencia universitaria, esa que es capaz de traspasar los límites de las aulas, es el motor que nos hace fuertes.
Con el objetivo de comunicar, y hasta de tomar consciencia de nuestro potencial para provocar mejoras, tengo la fortuna de presentar la primera Memoria de Responsabilidad Social de la Universidad de La Laguna, un documento que agrupa y ordena las principales acciones llevadas a cabo por nuestra institución a lo largo del año 2014 en once bloques.
Este trabajo ha sido un viaje hacia el interior, hacia lo que somos y hacia lo que queremos ser. En este viaje hemos descubierto a una Universidad comprometida en garantizar y construir futuro aunque consciente de sus raíces, preocupada por formar en contenidos pero sin olvidar su responsabilidad como educadora en valores. Una Universidad convencida de que la investigación debe ser hacia y por la sociedad y de que sus límites se extienden más allá de sus fronteras.
También hemos observado una Universidad comprometida con el medio ambiente y la sostenibilidad, que sabe que generar oportunidades es la única forma de facilitar el camino y que solo integrando la diversidad se puede avanzar. Una Universidad que es conocedora de que para crecer, tanto personal como profesionalmente, es requisito imprescindible colaborar y que la cultura es la mejor herramienta que existe para provocar cambios sociales.
Se trata, con todo, de la primera ocasión en la que este centro académico hace repaso interior de todas las acciones que ejecuta desde un punto de vista social, hacia el exterior. Como digo, es un primer paso, aunque firme, y puede ocurrir que muchas acciones no se vean reflejadas o, incluso, que nos hayamos equivocado de foco en otras. Solo el tiempo dirá si esta es la andadura correcta, pero supone no me cabe la menor duda, un acercamiento más que riguroso a nuestra verdadera misión.
Quiero aprovechar este momento para felicitar muy sinceramente al Vicerrectorado de Relaciones Universidad y Sociedad, dirigido por Nélida Rancel Torres, promotora de esta acción, por el esfuerzo ímprobo en la edición de esta memoria.
Espero que disfruten de este volumen y descubran, como yo he hecho, facetas de la Universidad de La Laguna inéditas y merecedoras de todo orgullo.