El trabajo se centró en el servicio de integración laboral de la Fundación Canaria para el Sordo (FUNCASOR) entre 2006 y 2011
Celsa María Cáceres Rodríguez, profesora y actual secretaria del Departamento de Ciencias de la Comunicación y Trabajo Social de la Universidad de La Laguna, leyó recientemente su tesis doctoral, titulada “La integración laboral de las personas sordas en la provincia de Santa Cruz de Tenerife”. En ella analizó el funcionamiento de los servicios de asesoramiento y apoyo a la búsqueda de empleo para las personas sordas que ofrecen las organizaciones no lucrativas, y se centró especialmente en la labor de la Fundación Canaria para el Sordo (FUNCASOR). El estudio concluyó que el 35% de las personas de este colectivo que acuden a este servicio obtiene un trabajo “significativo”.
La tesis ha sido dirigida por el profesor titular del Departamento de Economía Aplicada y Métodos Cuantitativos de la ULL Juan Manuel Cabrera Sánchez y el catedrático del Departamento de Didáctica e Investigación Educativa de la misma institución Víctor Manuel Acosta Rodríguez. Dada la naturaleza del contenido de este trabajo de investigación, su acto de lectura y defensa ante el tribunal contó con interpretación a lengua de signos española.
La profesora Cáceres Rodríguez explica que eligió centrar su estudio en FUNCASOR por ser el único que se centra de manera preferente en las personas con discapacidad auditiva (PCDA) y, además, dispone de una experiencia acumulada de más de 20 años y cuenta con más de 1.500 expedientes personales.
Según los datos obtenidos, el servicio de integración laboral analizado con la gestión de diferentes proyectos de empleo (enmarcados en programas públicos de fomento de empleo como los itinerarios de inserción laboral, programas experimentales y otras iniciativas), básicamente consigue que el 35% de los participantes obtenga un empleo significativo, es decir, de al menos 180 días de trabajo con una jornada de 20 o más horas semanales.
En cuanto al 65% restante, el 44% no tiene ningún episodio de empleo y el 21% protagoniza situaciones de actividad laboral altamente inestables y de corta duración. Los trabajos logrados son tanto ordinarios como protegidos.
Estudios y motivación.
Según la experta, las causas de estos resultados se pueden relacionar, de acuerdo con los análisis realizados, con diferentes factores: el primero es que a mayor nivel de estudios y mayor motivación de los participantes, más probabilidades de obtener un empleo.
El segundo factor es que el hecho de no disponer de ingresos extrasalariales y tener carné de conducir aumentan las opciones de acceder a un trabajo. Más concretamente, se observó que había más opciones de inserción laboral para quienes no perciben Pensión No Contributiva y tienen, por tanto, menos del 65% de discapacidad.
Finalmente, otro factor que explica los resultados tiene que ver con las condiciones del contexto. Así, las probabilidades aumentaban un 12% si el empleo se obtenía con la participación en un proyecto experimental. También influían las condiciones del mercado de trabajo, de tal modo que se daba un 21% más de probabilidades de conseguir empleo antes de 2008, justo antes de que la crisis económica se manifestara con más dureza.
Para este trabajo fueron analizados 32 proyectos distintos en los que se desarrollaron 366 procesos de apoyo para acceder a un empleo entre 210 PCDA (9% del total que existe en Canarias en 2012, de entre 18 y 64 años con certificado de discapacidad) y 99 empresas (0,34% de las empresas con asalariados existentes en Santa Cruz de Tenerife en 2012), tanto ordinarias (85%) como Centros Especiales de Empleo (15%).
Todo ello supuso la formalización de 280 contratos de distinto tipo (84,2% temporales; 68,6% jornada completa y 90% puestos no cualificados) en ambos tipos de centros de trabajo (63% en empresas ordinarias y 37% en Centros Especiales de Empleo).
El estudio permite atisbar que las personas con hipoacusia tienen más opciones que los sordos, lo que en parte coincide con los resultados de estudios anteriores, y puede estar afectando también a las decisiones de contratación, «ya que los empresarios pueden tener miedo a no saber comunicarse con las personas sordas que utilizan el lenguaje de signos”.
Para analizar las dimensiones involucradas en el proceso de integración laboral de las PCDA (el contexto socio-político y económico en el que se desarrolla la intervención, el contenido del servicio y sus resultados) se combinaron estrategias metodológicas cualitativas y cuantitativas que se articulan mediante sucesivas triangulaciones.
Tomando como base las propuestas metodológicas de Acosta (2003; 2006) y De Miguel (2000), el proceso de investigación se estructuró en cuatros fases: preparatoria, exploratoria-documental, de campo y descriptivo-analítica.
El estudio empírico consistió en el análisis del caso concreto de FUNCASOR, incorporando la perspectiva de los profesionales utilizando dos criterios principales para su elección: la relevancia del servicio para las PCDA y el conocimiento experto de los profesionales.
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